jueves, 18 de octubre de 2012

DE REGALOS DE CUMPLEAÑOS Y SABER ESTAR

Hola, me llamo Alborozo, y soy la “malvada” de Cosas de Momias. Si habéis leído ese post, ya sabéis algo de mí: que adoro a Katoh, y que no soy tan malvada como ella pensaba de pequeña, aunque mi compañera de juegos haya tardado años en descubrirlo…
Tengo el propósito de ir contándoos alguna que otra historia o pensamiento a través de este blog, de manera que podáis ir conociéndome, y sobre todo, que podáis echar una sonrisa relajada, o, en su caso, que podáis reflexionar conmigo sobre temas unas veces más importantes, y otras veces más triviales.
Veréis que soy una “hormiga” más, como cualquiera de vosotros (como dirían los políticos actuales de “vosotras y vosotros”). Nada excepcional (he llegado a la conclusión de que lo mejor que te puede pasar en la vida es ser “normal”). Estoy convencida de que este blog os servirá a veces de espejo, de reflejo de vuestra realidad, vestida con otro traje, ya que todos, de vez en cuando, vivimos situaciones un poco rocambolescas en nuestra vida diaria. Situaciones que, cuando las recordamos, nos hacen sonreír y reírnos de nosotros mismos (algo muy saludable, por cierto). Con esto que os cuento confío en que os podáis sentir “en familia”, y hablar tranquila y libremente de vuestras experiencias. Tal vez hasta podáis hacer consultas de cosas que os preocupen, y entre unos y otros, a veces puede que encontremos solución. En fin, que espero que os sintáis “como en casa" con nosotras.
Lo que os voy a contar hoy es lo que me sucedió con un regalo de cumpleaños. Mis queridos amigos, sabedores de que cada vez me gustan más los regalos “para el cuerpo” (viajes, masajes, cenas, fin de semana romántico en casa rural…) me regalaron un paquete de masaje corporal y limpieza de cutis en un estupendo SPA (o balneario de toda la vida de Dios…). Les escribí una carta, detallando y agradeciendo la oportunidad de vivir tal experiencia. Aquí os dejo que pasó…
“Buenos días a todos,
 
Ayer pude disfrutar del MARAVILLOSO regalo de cumpleaños que me hicisteis. ¡No os podéis hacer idea de cómo lo disfruté! No pudisteis acertar mejor. Me encantó, en términos absolutos.
 
Llegué a eso de las 18:20 horas, me puse un bañador (mío, no del balneario), un albornoz y unas zapatillas (que te dan ellos), y cual actriz de Hollywood, salí por la puerta equivocada y regresé a la entrada, en lugar de pasar a la zona de piscinas (y eso que llevaba las gafas puestas).
 
Una vez en recepción, me guiaron hacia la zona de las aguas, diciéndome, “no, era la otra escalera la que tenías que subir”.
 
Pasé aproximadamente una hora entre aguas, chorros, baños. ¡Qué placer! Me sentía como una Sirena en su reino acuático. Tras una ducha en un sitio donde sonaban pajaritos y música relajante, me tumbé en unas tumbonas preparadas al efecto, y me ofrecieron un té. ¿Qué más se puede pedir? Entonces se acercó una chica y preguntó: “¿te vas a dar algún tratamiento?”, “sí”, respondí, “el de la cara, el masaje relajante, etc, vamos un completo”. Así que me condujo a una sala en la que, a media luz, me puse las escasísimas ropas que me facilitaron para la ocasión, y me tumbé en una camilla con manta eléctrica para evitar que mi delicado cuerpo pasase frío.
 
Una vez tumbada, esa mujer deliciosa, con el físico de una española pero el acento dulce de una sudamericana, comenzó a hacerme un peeling corporal con arenas del desierto y aceite de almendra. Gracias a ello, mi piel quedó completamente sedosa.
 
Continuó con un peeling facial, seguido de un relajante masaje facial y otro por todo el cuerpo. Para entonces yo ya había pasado de Sirena a ¡DIOSA! Nada había mejor en el Mundo. Todas las mujeres deberíamos vivir esta experiencia al menos una vez en la vida.
 
Concluyó la sesión, y me levanté de aquella camilla, flotando, caminando sobre las nubes. Cogí mi bañador, y con él en una mano, y el albornoz puesto (¡menos mal!), me encaminé hacia los vestuarios.
 
Entré en ellos, y vi, con cierto estupor, que había un chico de unos 25 años sentado en un banco del vestuario, atándose los cordones de las zapatillas, pero sin camisa, de modo que unas lorcillas sobresalían por sus costados. La DIOSA se quedó clavada en el lugar, pensando: “¿son mixtos los vestuarios?, ¿es esto tipo Allie McBeal?, pues no me había dado cuenta… Entonces, ¿me tengo que cambiar junto con este tío?” Todos esos pensamientos fluyeron a la velocidad que me permitía mi relajado cuerpo, es decir, transcurrieron unos segundos. Cuando empecé a reaccionar (dispuesta a pasar y cambiarme junto a él, en plan Allie, mujer de hoy…), le pregunté: “Este es el vestuario de caballeros, ¿verdad?”. El chico, que, a todo esto, no había dicho nada hasta el momento, sino que, simplemente, había continuado con sus zapatillas, respondió: “sí”. Aun continué un par de segundos allí plantada, cuando mi relajado cerebro consiguió procesar la orden “sal de aquí cuanto antes”. Ahí, todavía tuve arrestos para decir “perdona”, girarme, y reiterar mi presentación de disculpas.
 
Cuando salí de tan embarazosa situación por la puerta, todavía me paré a mirar el cartel del vestuario, para comprobar que, efectivamente, era el de caballeros (parece que no fue suficiente encontrarme un hombre dentro a medio vestir). La chica que me había dado el masaje se dio cuenta de la situación, por lo que, ruborizada (ella, no yo…) y con cara de “¡Oh, my God!”, me tomó del brazo y me condujo hasta el vestuario de señoras. No me soltó hasta que verificó que entraba por la puerta correcta.
 
Una vez allí, calmadamente (y riéndome yo sola) comencé a vestirme. Me preguntó una chica si se dejaban allí los albornoces (en un lugar que parecía preparado al efecto); respondí que pensaba que sí. Así que ella dio por terminada su labor de acicalamiento, salió por aquella primera puerta que yo no utilicé para salir al circuito de agua, frente a la que, en ese momento, yo estaba sentada (ahora se equivocó ella, pues, como sabéis, había otra puerta de salida: la que yo cogí inicialmente), y, ¡ohhhh…! Está claro que el Universo es justo: allí estaba “él”, de frente a la puerta, esperando a esa chica, y viendo perfectamente el interior del vestuario femenino. Para completar la escena, allí estaba yo, con mi jersey de cuello vuelto, sin pantalones, sentada, poniéndome los calcetines (todo glamour…). Vamos, la misma escena pero invertida. Como supondréis, ni me moví. Seguí el ejemplo que me había dado dos minutos antes ese hombre de mundo, e hice como que estaba por encima del bien y del mal, continuando con mi “puesta” de calcetines, como si tal cosa. Total sólo se me veían las piernas… Por supuesto, él continuó con su expresión de inglés flemático, y ni movió una ceja (y eso que estaba viendo unas piernas divinas, puesto que yo aun estaba en “estado Diosa”…). Todo muy natural.
 
Terminé de vestirme (con aun más risa interna que antes, si cabe), recogí mis cosas, y me dispuse a regresar a casa. Subiendo las escaleras que conducen hasta la salida, oí voces y, desde los escalones pude verlo. Sí, ahí volvía a estar él (con ella), pidiendo más información para volver otro día (¿contará con que la próxima vez también esté “la Diosa”?). Los últimos escalones que restaban de la escalera fueron subidos a paso de caracol o tortuga muy muy vieja, porque, tanta intimidad en tan poco tiempo iba a ser demasiado para mí. No podría tener un nuevo encuentro con él sin hacer algún comentario sobre lo sucedido, cosa que no terminaba de ver oportuna. Mi situación de Diosa no me permitía tanto contacto con los mortales…
 
A las 21:30 me monté en el coche, al que no habían puesto multa, a pesar de que el ticket solo cubría hasta las 19:47 horas, en lugar de hasta las 20:00.
 
Muchas gracias a todos.
 
Un beso,”

Me pregunto si a alguna de las hormigas lectoras ha tenido alguna experiencia similar, de estas que te demuestran “que eres una persona de Mundo”, y que, sea cuál sea la circunstancia que vivas, conservas la dignidad y la escasa elegancia que te deja tener la situación… o, al menos, lo intentas… ;)
Hasta la próxima :)
Alborozo

10 comentarios:

  1. Alborozo,

    agradezco la oprtunidad que me brinda, no dude que estaremos en contacto.

    Un saludo

    Pseudo!

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    1. Muchas gracias, Anonimo. Creo que la oportunidad me la brinda usted al leerme y contarme.
      un saludo :)
      Alborozo

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  2. Me ha gustado. ten por seguro que te seguiré leyendo!

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    1. Gracias Tetxu. ¡Ojalá sepa estar a la altura de las circunstancias! Será muy buena señal. Especialmente para mi crecimiento ;), porque confío en que este blog me permita sacar esas cosas que no salen normalmente, y que, sin embargo, me hacen sentir bien al compartirlas... Que sea un hobby es lo mejor que me puede pasar. Y si tú disfrutas con mi afición, mejor que mejor. No aspiro a mucho más con esto. Lograr eso, para mí, ya sería mucho.
      Muchas gracias por leerme, y por dedicar un momento a decirme que te ha gustado. Me alegro mucho de que hayas pasado un buen rato con esa lectura.:)
      Y si alguna vez tú tienes algo que contarnos, me encantaría que lo hicieras con total libertad, como digo en el post ;)

      Un saludo,
      Alborozo

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  3. No cabe duda de que eres una auténtica mujer de mundo. Un besote! Jorge

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  4. ¡Jajaja! Gracias, Jorge. ¡Y tú bien que lo sabes...!, que me has visto en alguna que otra "hazaña"...
    Un abrazo ;)
    Alborozo

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  5. Muy divertido el relato. A mi me ha matado la frase de "con el físico de una española pero el acento dulce de una sudamericana". Si fuese fémina exigiría de inmediato una aclaración al respecto jajaja.
    Un beso. Ten por seguro que seguiré leyéndote

    Alain Delón ;)

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  6. ¡jajaja! Muchas gracias, Alain (buen mote, no dudo que eres bien guapo... ;) ). Me alegro mucho de que te haya divertido.
    Y sobre la aclaración... menos mal que no eres fémina, y no tengo que aclararte...: ¡NO SABRÍA QUÉ DECIRTE...! :S ¡Jajaja!
    Gracias por leerme y por tu comentario. Quiera Dios que sigan saliendo cosas interesantes... Dejemos fluir... :)
    Otro beso para ti.
    Alborozo

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  7. Muy bien, está claro que hay que repetir balneario!!!! ja,ja,ja....por seguir relato...claro!!!

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  8. Amalie, como haya una segunda parte, aquí aparecerá, seguro. :))
    Alborozo

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