lunes, 8 de octubre de 2012

DEPORTES


Esta mañana andaba un poco revuelta después de una conversación sobre alguien que consigue sacar "lo mejor de mi", así que he decido ir al gimnasio para empezar un nuevo deporte y poder desahogarme: el boxeo. Es un deporte femenino donde los haya. En la posición de defensa puedo observar perfectamente si tengo bien hecha la manicura, si mis piernas y glúteos están recios para poder aguantar dicha postura, así como esa tripa “pizzera” que está en vías de extinción pero que a día de hoy no me gusta en absoluto tenerla tan presente (pequeña… tus días están contados). En mi caso, creo que ponerse guantes para esta práctica no es tanto para evitar hacerse daño sino por un tema de concentración.

De tanto mirarme al espejo con cara de ir a matar a alguien, he llegado a una conclusión: Soy una criticona. ¡¡Si!!, ¡¡lo confieso!!, pero lo peor es que hasta me gusta.

No creo que sea una “cualidad” solo mía. ¿Quién no disfruta leyendo el Hola? Personalmente, no dejo títere con cabeza. En vez de ver la estética de la foto, me fijo en la calidad del fotoshop, en lo hortera que es el traje con todo lo que se ha debido gastar… claro, que luego lo pienso y me da la “enverdilla” porque están estupendas embutidas en esos maravillosos vestidos y joyas que, hasta la fecha los puedo ver en papel couché y/o en escaparates (algún día me tocará el euro millón). Para que el trago comparativo sea menos duro, pienso que deben sufrir una halitosis galopante por lo que ningún príncipe azul querrá besarlas. Entonces es el momento en el que cojo el “Cuore”, donde salen las mismas pero llenas de celulitis y granos, y mi ego vuelve a su sitio.

La consecuente resaca es el cargo de conciencia, ¿qué me habrán hecho esas pobres personas, principalmente mujeres, para que las trate así?  Para mis adentros pienso que menos mal que no me han oído.

Me pongo en la piel de la gente que sí que lo oye. Mal si eres delgada, pero también si eres gorda; si eres rica o pobre; la suerte de la fea, la guapa la desea, y hablando de inteligencia, ni lo comento porque parece ser un pecado para algunos tener más de 2 dedos de frente… todo es criticable y envidiable. 

Vuelve a mi cabeza esa gente que critica gratuitamente, siendo tremendamente destructivas. Como quieren que sea evidente su superioridad, utilizan la táctica de pisarte y lo necesitan tanto que les es indiferente si sobrepasan el límite de lo que es políticamente correcto. Además, desarrollan la capacidad de la “multipersonalidad” con el fin de quedar bien con todo el mundo criticando a todo ese mismo mundo (como si el mundo no hablara, ¡con lo cotilla que es!). Llegan a ser auténticos profesionales del "tablao flamenco".
  
Y me pregunto: si no van a hacer nada, ¿para que opinan?. Las criticas constructivas son necesarias y te hacen crecer, ¿pero las otras? Es muy fácil criticar. Lo complicado es hacer una crítica y buscar una solución en la que vas a colaborar para que todo se arregle. Pero eso implica que te tengas que involucrar personalmente, dejar parte de ti y de tu afectividad en la otra persona. Usar tu energía para facilitar la vida a otro. Mejor ser un tiburón de dentelladas mortales… pero señor tiburón…  el océano es muy grande y puedes encontrar a otro tiburón más bocazas que tu. ¿quién te va a curar a ti después?

Ahora anhelo coincidir nuevamente con algún profesional de esta especialidad de "ataque y derribo", cazarlo en el punto más álgido y poner en practica mis ejercicios de boxeo y los conocimientos adquiridos en el Hola: “¡¿por qué no te callas?!”. Que se dediquen a la vendimia o al baile y se vayan a China a llevar nuestra cultura... allí tardarán años en aprender el idioma, tiempo suficiente para acabar con esa manía tan desagradable. 

Pd: “dedicado a las que lo sufren en silencio o a grito pelao”

Fdo: Katoh

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