Después de algún año de secano, y por culpa de los miembros del clan al que pertenecemos, desalmados sin corazón ávidos de batallas, elixir, oro y cotilleos, vuelvo a escribir. En realidad lo publico en el blog para que no me echen del grupo de Whatsaap: con un texto tan largo se perdería el hilo de la batalla, saliendo perjudicado seriamente nuestro clan, que ya le cuesta sobrevivir a los momentos “pastel”, y pudiendo ser degradada de mi posición de co-lider o, incluso, expulsada. Mandar, no mando, pero tengo el puesto, que es lo más importante. ¡Pako!, que si me gusta, pero me encanta ver que no quieres que salga de la cúpula de poder, aunque sea por mantener el porcentaje femenino obligado por ley.
Al grano… todo esto viene porque me han rogado que les cuente “mi vida con los famosos”, sobre todo con el que más me ha sufrido en sus carnes. Espero estar lo suficientemente inspirada para que la historia resulte pomposa e interesante.
¿Quién no se ha encontrado con un famoso y no ha querido presumir de ello? Casualidades de la vida han hecho que haya visto hasta al Rey, cuando era príncipe, antes de conocer a su actual esposa y a punto de asistir a una interesantísima Feria de ganado… pero esa historia debería contarla mi hermana, que es mucho más protagonista.
Todo empezó el día de mi 40 cumpleaños, 21 de octubre (no se si os habéis dado cuenta de que este año, el día de MI cumpleaños, viene Michael J Fox al futuro, ¡si es que soy la mujer con más suerte del mundo!) .
Mi querido marido me llevó a un japonés que tiene la mejor tarta de queso que haya probado jamás. Tiene un ligero sabor a dulce de leche y está acompañada de una galleta de sésamo negro (espero que mi amiga chilena pase a probarlo antes de volver a su país). El único inconveniente que tiene dicho local es que suelo salir con una cogorza de aquí no te menees porque como sólo comes proteínas y verduras, pues no me da para bajar la copita de vino ingerida. Pese a la ceguera monumental que llevaba, conseguí reconocer a Figo y a su mujer, que es guapísima, y le dije a mi marido: “vaya cumpleaños más glamuroso, que me llevas a restaurantes a los que van famosos”. Pero no es de Figo de quien vamos a hablar en este escrito.
El caso es que como era la hora de la comida, después tocaba ir a recoger a los niños al colegio “así de contenta”.
Llegados a este punto, debería poneros en antecedentes:
Ese mismo año, el hijo de un jugador de futbol había empezado a estudiar en el mismo colegio que uno de mis hijos, Katín. Él siempre venía comentando que Luka, el padre, tenia que ir firmando autógrafos cada vez que entraba al colegio y rogaba que se dosificaran para poder vivir “como una persona normal”. Luka tenía toda la razón y así se lo hice saber a nuestro hijo: “déjale vivir, que esté tranquilo. Dentro de unos meses ya podrás pedirle un autógrafo o que te de la mano para que vengas a casa diciendo que no te la vas a lavar nunca más en la vida”.
Tranquilamente salimos del colegio y el destino quiso que justo ese día, 21 de octubre, fuera la primera vez que viera a Luka Modric. ¡Angelito! ¡Tiene una cara de bueno! Mi marido nos había dejado un momento mientras daba la vuelta para recogernos en uno de los peores atascos que puedan existir, que siempre confluye delante de los colegios. En ese instante, atravesamos la calle hacia la acera de enfrente, donde caminaban tranquilamente el niño, la mujer y Modric. Mi hijo me dijo que mirara al frente si quería ver a un jugador de futbol, con pantalones largos, en directo. Levanté los ojos y, pese a la melopea… lo reconocí: Su melena rubia al viento, su metro setenta y cuatro de estatura, perfectamente camuflado entre los adolescentes…
Se creó una conjunción plutón, urano en cuadratura con la luna, que junto con el vino y los 40 años hicieron que todos mis buenos propósitos de dejarle “ser normal” se fueran a freír puñetas.
Corrí a su encuentro cual fan poseída con el fin de mantener una animada conversación con Luka, mientras chillaba a mi hijo: “¡busca un papel, que hoy conseguimos ese autógrafo!”. Conseguí asustar al niño, a la mujer y al propio jugador con mi ataque de pasión. Creo recordar el monologo que solté, mientras Luka me miraba atónito. Venia a ser algo como:
“Hola Modric. Bueno, mira, que es que ya le he dicho a mi hijo que esto no se hace, pero, es que, hoy tengo que hacerlo porque ¡es mi cumpleaños! Y… no es un cumpleaños cualquiera… es mi ¡40 cumpleaños!. Entiende entonces que justo hoy te tengo que pedir, por favor, por favor, un autógrafo. ¿te he dicho que hoy es mi cumpleaños?... 40 me caen. Un cumpleaños super-importante. Ya se que una no debe avasallar así a nadie de este modo, pero hoy es mi día y puedo hacerlo”. (todo esto en ingles, of course).
El bueno hombre nos firmó un autógrafo y se fue lo más rápido posible hacia su coche. Mi marido, desesperado, no entendía por qué tenía que esperar solo en el coche. Después de contarle la historia, paso un rato en el que hizo como que no me conocía.
Después de esto, no volví a verlo y pudo vivir en paz. Me quedó un poco de resquemor en la conciencia porque había sido demasiado explosiva. Esperaba que Dios lo pusiera de nuevo en mi camino para pedirle disculpas.
Deambulaba por la puerta del colegio un día cualquiera, tal como el 20 de octubredel siguiente año, cuando lo volví a ver. ¡Había vuelto y lo tenía a 3 pasos de mí! La suerte, buena o mala, según de cual de los 2 hablemos, hizo que nos reencontráramos de nuevo. Dejé a mi amiga colgada sin darle explicaciones y me lancé sobre la ventanilla de su coche. Estaba sentado en el asiento del copiloto escribiendo mensajitos a Casillas y a Ramos. Seguía pareciendo el mismo niño que hacía 1 año, con su melenita y su cara de buenazo.
Di un golpecito a la ventanilla, puse mi mejor sonrisa, tipo buzón de correos, él bajó la ventanilla y pregunté:
Yo: -“¿te acuerdas de mí?”
L: - “la verdad es que no”
Yo: - “¿No recuerdas a una madre borracha que te pidió un autógrafo hace 1 año?”
L: - “nada más que regular, ¿estabas borracha?, pues no se te notaba”
Yo: - “¡si, hombre, que soy yo y venía a pedirte disculpas por haberte avasallado de esa forma aquel día, me embriagó la emoción!”
L: - “nada, nada, disculpas aceptadas. Tampoco hacían falta.”
¡Lo había vuelto a hacer! ¡había vuelto a saltar sobre su cuello¡. Lo peor de todo es que esta vez estaba completamente sobria y poco se diferenciaba mi actitud del día de la cogorza: para que luego digan que no se disimular bien.
Le comenté mi situación a mi super chupi amiga catalana, que está como una regadera y a la que quiero tal y como es y justo por ser como es. Me dijo: “pero tía, estas colgada. ¡pobre hombre!” . Todo dicho de muy buen rollo. (¡Como te echo de menos! Anda que no nos reiríamos aquí tu y yo).
¿Cómo iba a conseguir limpiar mi honor después de tal tropelía? ¿Cómo iba a olvidar que el destino había querido que nos encontráramos de nuevo justo el último día antes de cumplir años? Mis 40 años estarán marcados, desde el primer día hasta el último, por Luka Modric, tanto dentro del campo como fuera. Esa asistencia que culminó en gol e hizo que consiguiéramos la 10, esos días de nervios en la puerta del colegio queriendo encontrarlo para pedirle disculpas… que año, Dios mío, ¡que año!.
Pero, señores, esto no acaba aquí….
Por el mes de enero de este año, mi marido me dijo: “cariño, nos vamos”. Y yo pensé: “¿qué va a hacer ahora Modric el 21 de octubre sin MI??, ¡tendrá que ir a Abu Dhabi a jugar para verme!”.
Este último encuentro fue fortuito pero menos agresivo: ya parecíamos simples padres de niños que eran compañeros de patio.
Yo: - “Hombre, ¡hola!, ¿qué tal?”
M: - “pues muy bien”
Yo: - “Que tengo que decirte una cosa, que nos vamos del colegio y ya no nos podremos ver más… ya se que me vas a echar de menos”
M: -“Vaya (ufff, suspiro de liberación), pues que os vaya muy bien”
Yo: - “pues nada, majo, que si vas a Abu Dhabi, estate ojo avizor porque… estaré al acecho…”
Desde entonces, aquí me hallo, estudiando la agenda del Madrid para ver como hacer que nuestra historia se alargue en el tiempo.
Si algún lector habla con él, por favor que le diga que no me añore el 21 de octubre, que yo lloro por los dos y por el desencuentro.
Continuará….. (¿aquí no se puede poner el emoticono ese del diablo con cuernos que sonríe?)
Fdo: Katoh
Toc Toc... hay vida? I'm Mindfull
ResponderEliminar