viernes, 6 de junio de 2014

LA QUIMIO

Ayer fue un día un poco largo. Tenía cita a las 12 con el oncólogo, pero cuando me citaron me explicaron que ese día empezaba el tratamiento. Por lo que llamé a la empresa que distribuye el hielo seco y a las 10:30 en punto vino Ricardo con una bolsa de 10 Kg de hielo. Le pregunté que cómo se manejaba y fue tan amable que él mismo llenó la nevera y colocó los gorros.

Avancé con una bolsa con revistas, un jersey, unos calcetines y la famosa nevera de las lubinas rellena de gorros y de hielo seco.
Primero entré en la consulta, el Dtor me pesó, me midió y me dió el informe para que pasara al hospital de día a que me pusieran la quimio. Pero ese día había muchísima gente y me dijeron que podía esperar unas 2 horas o volver por la tarde. Como era ya la 1 decidí irme casa y volver a las 6. Y allá que volvió la comitiva, a saber, Maria, mi madre, Jose y yo con todo el equipaje. 
Después de estar toda la mañana charlando con María y mentalizándome, volví a casa y tuve que relajarme. Estaba muy cansada y muy nerviosa porque había dormido muy poco. Después de una siesta de 1 hora que me sentó divinamente, me armé de valor e hice lo que los médicos siempre dicen que no hagamos: buscar información en internet.

Eso me tranquilizó y me entretuve un rato. No miré nada de efectos secundarios de todas la mezclas que te dan. Pero descubrí el mecanismo de actuación de los dos medicinas contra el cancer. Las dos tienen mayor afinidad por las células tumorales, y de dos formas distintas inhiben el crecimiento celular. Justo lo que yo necesito. Vamos que cuando termine de leer y de ver las estructuras, estaba deseando que me dieran cuanto antes la medicación.

Esto es una cadena de ADN con las moléculas de uno de los medicamentos impidiendo que se replique. ¿A que es bonito? 

También entendí porqué afecta al digestivo, a las defensas y al pelo. Está medicación actúa sobre las células en división, y en esos tejidos (epitelios digestivos, médula osea y bulbos pilosos)  es donde hay mayor cantidad de divisiones.

Cuando entre en el hospital de día me recibió una enfermera muy simpática, casi reina, se llamaba Leticia. Me condujo a un cómodo sillón-hamaca junto a Agustina, una señora encantadora con la que estuve charlando toda la sesión.
Nos reímos mucho con los gorros, porque como llevaban todo el día en el hielo, se congelaron demasiado y no había quien se los pusiera.

Todo fue muy rápido, y en 1 hora estaba fuera .


Hoy llevo todo el día como si estuviera en un barco, en plena travesía por el estrecho y preparando los bocatas en el camarote... pero sin poder salir. A ratos me recuerda a esa sensación de boca pastosa de cuando estaba embarazada, por lo que estoy convencida de que en cuanto empiece la canastilla se me pasa.

Seguimos navegando

Muchas gracias a todos los que habeis preguntado. 

El timón sigue fijo y el rumbo claro

Ana

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